miércoles, 25 de febrero de 2009

El Gernika en Pratingrado


Hasta el 17 de Marzo se podrá ver en el Museo del Prat (Centro Cultural Torre Balcells. Segunda Planta. Plaza Pau Casals s/n) una exposición sobre todo lo que rodeó esta obra de arte de Picasso. En ella se podrán ver reproducciones de los dibujos preparatorios del cuadro y de muchas fotografías de la época.
El
27 de abril de 1937 se informó que la ciudad de Guernica había sido arrasada por diversas bombas de hasta media tonelada y que la gente había muerto por las ametralladoras de los cazas. Picasso, al enterarse, lo empezó el 1 de mayo de 1937, el 8 de mayo se introdujo la madre y el caballo y el 11 de mayo empezó en el lienzo definitivo hasta el 4 de junio.
El Gernika, creado en un principio como obra de propaganda en la primavera de 1937 con el objetivo de recabar apoyo internacional para el acosado gobierno republicano, pasó casi cincuenta años de exilio viajando por el planeta desde su base en el Museo de Arte Moderno de Nueva York en misiones de recaudación de fondos cada vez más desesperadas, hasta convertirse poco a poco en un icono que continúa enfrentándonos directamente con la inhumanidad del hombre y la brutalidad de la guerra.
Bajo una fuerte escolta policial y tras años de diplomacia a menudo secreta, el Gernika llegó por fin a Madrid en 1981 y tuvo una acogida muy emotiva por parte de la joven democracia española. 'La guerra civil ha terminado', exclamó la Pasionaria, al ver por primera vez la pintura en el Casón del Buen Retiro del Prado. Y, por ahora, ésta ha sido la historia admitida de una imagen dotada de un poder extraordinario, una imagen que nos ha horrorizado, cautivado, conmocionado y que sigue ilustrando nuestros defectos morales colectivos.
Esta obra es sin duda, una de las más tristes que se han pintado ya que representa un acercamiento a lo que significa una guerra y más un episodio tan sangriento como fue el que vivió Guernica. Analizando el cuadro de izquierda a derecha vemos que los personajes son los siguientes:
-Aparece en la izquierda del cuadro un toro con el cuerpo oscuro y la cabeza blanca. Este voltea y parece mostrarse aturdido ante lo que ocurre a su alrededor.
-Bajo el toro se ve a una mujer, cuyo dolor está representado en sus ojos que tienen forma de lágrimas, al sostener en sus brazos a su hijo ya muerto, por eso el niño no tiene pupilas en sus ojos. Esta mujer recuerda a una “piedad”. Mira al cielo con el rostro desgarrado y gritando de dolor.
El otro brazo sostiene una espada rota y una flor, que puede interpretarse como un rayo de esperanza dentro de ese panorama descorazonador.
-Desde la parte derecha entra una mujer con las nalgas al descubierto; sobre este hecho existe una anécdota que dice que con el cuadro sin terminar Pablo Picasso dijo que a la mujer le faltaba algo y fue a por un rollo de papel que le pegó en la mano, queriendo decir que el bombardeo sorprendió a la mujer en el baño. Otra versión es que la mujer está herida y se acerca a la yegua para descansar de sus heridas.
-Por la ventana entra una mujer de un modo surrealista. Ilumina la estancia con una vela y avanza con la mirada perdida, como en un estado de shock. Esta mujer se interpreta como una alegoría fantasmagórica de la República.
Aunque el cuadro no relata lo ocurrido en el
Bombardeo de Guernica, sí retrata la alegoría de lo ocurrido y también lo que se avecinaría con la Segunda Guerra Mundial.
Picasso sabía que el Gernika tenía que ser ruidoso, tenía que conmocionar. Y para lograr ese efecto se vio obligado a inventar un nuevo género, la pintura como escenario teatral, la obra maestra como teatro mundi. Y, de nuevo, Picasso fue pasmosamente contemporáneo. El clima intelectual que lo envolvía en París, desde su amado Jarry al actor Antonin Artaud, ponía en cuestión la validez del poder de expresión. El horror y el dolor eran ingredientes esenciales en el arsenal de Artaud en la creación de su Teatro de la Crueldad, donde se producen dramáticas colisiones visuales que perturban e inquietan al público. Sólo se estaba a un paso del teatro del absurdo. Y es justo en esta coyuntura histórica cuando encontramos el Gernika. Su ambición es ser más que la suma de las partes, trascender los límites del tiempo y las rígidas estructuras de un género determinado. El Gernika llega hasta nosotros saliendo de su soporte bidimensional.
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